Bajando el ritmo, volviendo a la esencia durante las vacaciones

¿Cómo es tu día a día? No sé si será tu caso, en mi día a día, si me despisto me apunto a realizar el máximo de cosas posible o bien no se me paran de ocurrir cosas, ya sea por motivación, curiosidad u obligación, hay semanas que termino exhausta por no parar de hacer cosas. Y después me pregunto por qué estoy cansada.

La importancia de realizar descansos que aporten y escucharnos a nosotros mismos es muy importante para poder afrontar el día a día con el máximo de energía posible y que el no parar mentalmente haga mella en nosotros. Para ello debemos encontrar lo que nos funciona a cada uno.

También parece que le pasa a los demás, puede ser por distintos motivos, uno de ellos es: a que nos lleva la sociedad hoy en día. Podemos llegarnos a encontrar en nuestra semana con un ritmo frenético de cosas por hacer, de actividades, múltiples obligaciones y entretenimientos, teniendo de hacer malabares para cumplir con todas las expectativas que nos imponemos de cómo debería ser. Estas demandas pueden venir interna y externamente, hacer el ejercicio de identificarlas nos puede ser útil.

Vamos a un ritmo que no es el natural según las demandas de la vida en su modo más básico que es el de sobrevivir y realizarnos, porque vivimos a costa de las demandas mentales e imposiciones por diversos factores. El sector del entretenimiento tampoco nos lo pone fácil, aunque es un placer tener tantas opciones y disponer de tiempo libre, si eres una mente curiosa e inquieta, el hecho de tener miles de libros, artículos, plataformas para ver series y películas, rrss entre otros líos, puede suponer todo un reto. Estamos de estímulos inmediatos y opciones hasta arriba. 

No siempre es fácil darse cuenta de que te estás metiendo en un espiral de no parar que puede terminar pasando factura si no lo regulas. Ya que lo que haces a tu cuerpo y mente por imposición no le sienta bien y se hace notar. Hace pocos meses escribi sobre como tomar consciencia de tus acciones y es uno de los grandes problemas de estos años, buscar ese equilibrio en tu día a día cuando dispones de descansos más cortos y además quieres hacer miles de cosas.

Consecuencias de llevar un ritmo mentalmente frenético

Hay una serie consecuencias, ahí van algunas como ejemplo:

Estrés, pérdida del norte, desconexión interna/cuerpo/mente y con lo que realmente nos importa y aporta. Olvido de las preferencias personales, valores.

Ansiedad, la sensación que se escapa el tiempo y no vivir el presente de una forma consciente y reposada.

Acabar persiguiendo lo que crees que necesitas, pero lo único que alimenta es todavía más esa dependencia del estar ocupado constantemente.

Una sobre estimulación desmesurada, que crea cierta adicción, siendo después incapaces de no estar sin hacer nada, teniendo pensamientos propios sin un estímulo externo cercano o reflexiones con uno mismo…

Photo by Pixabay on Pexels.com

Aprovecha el verano y las vacaciones para bajar el ritmo

Esta época del año especialmente, me apetece bajar el ritmo. Las vacaciones y el calor son una oportunidad para tener unos días de desconexión de diversos estresores cotidianos y sirven para volver a nosotros mismos, equilibrar la balanza que tal vez lleva unos meses aguantándose por los pelos.

Faltaría tener en cuenta, el tipo de vacaciones que se hacen, ya que hace pocos días escuchaba a una persona diciendo, que antes, las vacaciones eran reposadas y de “no hacer nada”, que hoy en día nos montamos unas vacaciones llenas de actividades y llegas de ellas a trabajar y casi que necesitas unas vacaciones de las vacaciones.

Además, en este periodo de parón, el hecho de realizar menos también me compensa en poder hacer otras actividades que también aportan, como es pasar más tiempo de calidad con uno mismo, con los demás, tener largos ratos de lectura o intentar no hacer realmente nada. Y es cuando también vienen buenas ideas.

Aprovechar las vacaciones y reconectar con tu cuerpo y tu mente, con tu yo sin barreras, es ganar en bienestar para ti y para los que te rodean. Despejar la mente de todos los estímulos y las obligaciones impuestas en lo máximo posible, es una apuesta segura en ganar calidad y recuperar muchos puntos que tal vez se estaban perdiendo por el camino. Y lo confieso: a mí me ha costado. Me cuesta.

Descansar como más lo necesites y así volver a un ritmo natural, más pausado.

Volver a lo simple aunque te vaya la complejidad.

Disfrutar de lo que no se puede normalmente y que te llena verdaderamente, por esto me refiero a volver a esencia. Sentirte a ti y no a las imposiciones. Respirar profundamente. Ser.

Photo by Mateusz Dach on Pexels.com

Publicado por Anna de en Crisis

Escribo para desenredar pensamientos de todo tipo

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